1.

Navidad es familia, muy aparte del nacimiento del niño Jebús. La noche del 24 es calor de familia en modalidad incendio forestal. En segundo lugar, muy apartado del primero, la navidad son regalos. Pero Lumix, ¿eso no es superficial y una orden indirecta de lo comercial que se ha vuelto el mundo? Sí, pero todos queremos un regalo en navidad. Incluso los apagados aguafiestas que claman no ponerle importancia a esos detalles superfluos se emocionan (y hasta las lagrimas) si te acuerdas de ellos en Noche Buena.

2.

Ojeando El Tromercio este domingo, encontré un artículo interesante en la sección Mi Hogar. ¿Qué es para ti la Navidad?, le preguntaron a un grupo de niñatos al azar y las respuestas filosóficas y realmente profundas son encantadoramente tiernas.

Aaron Espinoza (5) dice: “… Jesús sale de la barriguita de María y José se sorprende. El día de la Navidad, Santa Claus reparte los regalos en su unicornio…”

Karina Ospinal (4) dice: “… Papa Noel es que el trae los regalos. Los compra en Wong o en Plaza Vea. Los duendes también lo ayudan a hacerlos.”

Macarena Clausen (3) dice: “… Yo a Jesús le regalaría una maraca.”

Inconscientemente, la tendencia de los regalos está marcada siempre. Como una idea que se planta en la mente, como el más persistente de los parásitos.

3.

Y es en honor a los regalos, que hoy escribo este post. Por los regalos que debieron llegar y no llegaron, por intromisión humana.

Regalo 1: Intercambio de regalos del 2006. El maldito juego del Amigo Secreto. Ese año me toco regalarle a mi casi hermano Giuseppe (cumplí con un par de DVD’s bastante decentes) y yo no tenía ni una puñetera idea de quién iba a darme el regalo a mí. Hasta ese día duró el suspenso. La ¿afortunada? fue C (y si, cambio la inicial de tu nombre aunque tú sabes que eres tú) y no parecía haber llevado regalo alguno. Será impresión mía, dije. Sera que C quiere sorprenderme. Será que es una maestra del suspenso y quiere mantenerme con las expectativas. Será que se olvido el regalo, la maldita.

Al final, pues siempre estuve en lo cierto. De mi regalo, un carajo, nada. El dvd de Coldplay que había pedido no llego a mis manos. Entonces vino la salomónica y babasonica decisión de mi tutora: Désele al individuo que quedo con las manos vacías, el regalo de su deudor. ¡Pues te jodes! Me termine yendo a casa con un dvd de un concierto del Oral Fixation Tour de Shakira y con la seguridad de que el Amigo Secreto, Santa Secreto o como coño quieren decirlo, es una estafa, un robo maestro. Años después recuperaría la fe, la perdería de nuevo y la volvería a encontrar.

Regalo 2: Sin motivos navideños de por medio, esta historia involucra a V. Mi historia con V fue rara. La gente disfrutaba vinculándonos sentimentalmente con un morbo sobrenatural. Caminábamos de la mano ¿Y? Paramos siempre abrazados ¿Y? Nos sentábamos al fondo del salón donde intercambiábamos escenas que pueden ser consideradas, para las mentes más conservadoras, como románticas ¿Y? ¡Somos libres, seámoslo siempre! La cosa es que la historia terminó de golpe cuando ella se fue, dejando un cuento a medio contar.

Y aquí viene la razón de que esta historia se cuente aquí. Voy a regalarte un libro, dijo. Ya, le dije. Que sea uno de Bayly o de Larsson. Genial que no lo hiciera, técnicamente no me importa mucho un libro más o uno menos. Me jode, eso sí, que dijera en voz alta una idea que no tenía la seguridad de cumplir. Hoy me da igual si me la da o no, porque la sigo viendo eventualmente y su compañía no me genera anticuerpos (todo lo contrario). La moraleja en este caso es que te quedes callado. Siempre. Eso puede salvar muchas amistades y muchas relaciones. A menos que seas él, claro.

Regalo 3: El caso más reciente. DC es mi socia, ergo, mi amiga. Conociendo mi fanatismo por el Doctor House y viendo que las fechas navideñas estaban a la vuelta de la esquina, viene y me dice: Te voy a regalar un bastón por Navidad. Me emociono, desde que conozco al Dr. Gregory House he querido un jodido bastón y ella venia así, de la nada, ofreciendo uno. ¿Bacán no? La idea molaba. Poco a poco la vi mas desganada con la idea. No es mi obligación regalarte nada. La cagó, maldita sea, la cagó. Viajando un poco en el tiempo llego a su cumpleaños y como jodia a medio mundo (¿en broma?) que ya se acercaba “el día” y si le íbamos a regalar algo. ¡Vaya mierda! En el fondo no tengo problemas, me da igual que “no sea su obligación” pero no puedo evitar pensar que eso fue una perrada. Pero, bueno, ¡Anda ya,DC! ¿Seguimos siendo amigos, no? Que este blog sea un intermediario y un prolongador de esa amistad. ¿Para eso son los blogs, cierto?

4.

Una idea que quería incluir en este post, antes que se me fuera el año y como antesala del Me Jode 2.0, una pequeña reflexión. Me jode que la gente se envuelva en costumbres religiosas para disfrazar lo lamentable que son como personas. ¿Ponerte un traje morado todos los Octubres presumiendo tu marketera fe para luego negarte a ayudar a uno niños necesitados porque te da asco, vergüenza o porque simplemente eres un tontolculo? Me jode que ha ese tipo de gente no se le caiga la cara de vergüenza. Me jode que esa gente doble rostro y doble moral se crean superiores por decir una oración y no ver que son tan mundanos como la alcantarilla donde se posa el agua usada de mi casa. ¡Feliz navidad para ellos! Que hasta los bobos tienen derecho a pasarla bien.

Me ha resultado divertido escribir este post. Feliz Hanuka, abraza a tu mamá y que San Nicolás te traiga lo que querías (si lo encuentra en Wong o Plaza Vea, claro está).

PSDT: Die Hard es mi película navideña favorita. Nada de villancicos, ni pavo. Balas, balas y el gran Bruce Willis. Un video tributo a la saga con la música de los Guyz Nite. Yippie Kay Yay a todos.